En la Localidad Bonaerense De Espartillar
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Herramientas necesarias: Además de los perros adiestrados y el cuchillo trufero, es útil llevar una cesta de mimbre para recoger las trufas frescas, un papel absorbente para limpiarlas y un pincel suave para eliminar cualquier resto de tierra. En el momento de la compra, recibiréis un email con una tarjeta regalo y un código. A eso de las cuatro de la tarde, en el momento en que Eugenia y su madre acababan de poner la mesa para seis personas y en que el dueño de la casa subía con algunas botellas de esos exquisitos vinos que conservan con amor los provincianos, Carlos se presentó en la sala. Cuando Carlos vio las paredes amarillentas y ahumadas de la caja de la escalera que temblaba bajo el pesado paso de su tío, su desilusión se fue rinforzando. Eugenia estaba aún en la época de la vida en que florecen las ilusiones infantiles y en que se cogen las margaritas que sólo más tarde se conoce; así que se decía mirándose al espejo sin saber aún lo que era amor: «Soy demasiado fea, no hará caso de mí».
Eugenia interrumpiendo sus oraciones, que aquella noche no fueron acabadas. Aquella fisonomía tranquila y llena de colorido y de luz como una flor que acaba de brotar, extasiaba el alma, comunicaba el encanto de la conciencia que se reflejaba en ella y exigía una mirada. La única ventana por donde penetraba la luz daba al patio y estaba provista de una enorme reja de hierro. Un día puro y el hermoso sol del otoño, propios de las orillas del Loira, empezaba a disipar la bruma impresa por la noche a los objetos pintorescos, a los muros y a las plantas que llenaban aquel jardín y aquel patio. Los espesos muros mostraban su camisa verde, ondeada por largas líneas obscuras. Nanón quedó plantada sobre sus pies contemplando a Carlos y sin poder dar fe a sus palabras. Cuando Eugenia y su madre llegaron al descansillo, se dieron el beso de despedida, y después de haber dado las buenas noches a Carlos con palabras frías en apariencia, pero ardientes en el corazón de la joven, las dos mujeres entraron en sus respectivos cuartos. Grandet no sentía embarazo para comunicar a Carlos la muerte de su padre; pero experimentaba una especie de compasión al verlo arruinado y buscaba fórmulas para suavizar la impresión de esta cruel verdad.
Pensando en las consecuencias de aquel testamento de dolor, Grandet estaba más agitado que su hermano en el momento que lo había escrito. Vamos, hazlo, ya que te empeñas, dijo Grandet empujándola; pero guárdate de volver a encender el fuego, añadió el avaro marchándose refunfuñando. Mira esta otra, dijo el señor Grandet. Hoy somos cinco, señor. Pero, hija mía, ¿estoy en realidad en casa del señor Grandet, del antiguo alcalde de Saumur, hermano del señor Grandet, de París? Nuestras trufas congeladas de excelente calidad, transmiten con su sabor la felicidad y pureza del entorno natural de esta bella región. Trufa: Este ingrediente estrella aporta el característico aroma y sabor a la salsa tartufata, convirtiéndola en un manjar para los amantes de la cocina gourmet. Por lo tanto, se recomienda consumirlo dentro de los primeros 6 meses para disfrutar al máximo de su sabor y aroma. Sin embargo, al cabo de dos meses fue ya imposible ocultar a los tres Cruchot y a la señora de Grassins el secreto de la reclusión, de Eugenia, pues hubo un momento en que llegaron a faltar los pretextos para justificar su perpetua ausencia. Cuando el sol dio de lleno en el muro, de donde brotaban hermosas plantas de hojas espesas y de colores matizados como la pechuga de las palomas, celestiales rayos de esperanza iluminaron el porvenir de Eugenia, la cual se complació en lo sucesivo en contemplar aquel muro, sus pálidas flores, sus campanillas azules y sus secas hierbas, a las cuales se unió un recuerdo gracioso como los de la infancia.
Eugenia se puso a andar con paso precipitado, asombrándose de respirar un aire mas puro, de sentir los rayos del sol más vivificantes y de parecer gozar de una vida nueva. Sencilla y sincera, Eugenia se dejaba llevar de su naturaleza angelical, sin desconfiar de sus impresiones ni de sus sentimientos. Sus reflexiones estaban de acuerdo con los detalles de este singular paisaje, y las armonías de su corazón se aliaron con las armonías de la naturaleza. Este era el primer resultado que quería obtener el tonelero. Es así que, la nariz del perro es un órgano vital que siempre tiene que estar húmeda y brillante. No obstante, en ocasiones pueden sufrir sequedad en la nariz. Pues entonces haznos torta Nanón. Eugenia se escapó asustada al jardín al oír temblar la escalera bajo el peso de su padre, pues experimentaba ya los efectos de ese profundo pudor y de esa conciencia propia de nuestra dicha, que nos hace creer, no sin razón tal vez, que nuestros pensamientos están grabados en nuestra frente y que saltan a los ojos de todo el mundo.
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